“El ambicioso sube por escaleras altas y peligrosas y nunca se preocupa de cómo va a bajar. El deseo de subir ha anulado en él el miedo de la caída”. - Thomas Adams.
Esta cita describe perfectamente la mentalidad del protagonista de “El Fabulador”, Stephen Glass. Periodista joven y ambicioso atrapado en una red de mentiras al elegir el éxito en su carrera, sobre la responsabilidad que la misma implica.
Cegado por la ambición, sacando provecho de su carisma y fingiendo inocencia, logrará engañar a una comunidad mundial de lectores. Así, ascenderá en el mundo del periodismo, será reconocido y respetado, pero sin recordar que mientras más alto llegue, mayor será la distancia que recorrerá al caer.
Personalmente, uno de los aspectos que más me fascinó de la película fue que el protagonista es presentado de tal manera que enamora al espectador. Nos vemos envueltos en su magia y nos agrada por su carisma. A pesar de que sabemos que es una suerte de mitómano, la verdad es que es muy difícil odiarlo. El personaje ha sido seleccionado perfectamente para que comprendamos cómo se sentían aquellas personas que solían trabajar con él.
De esta manera, la película no sólo refleja las consecuencias de realizar periodismo sin moral o ética, sino que enseña al espectador a no confiar en las apariencias y a siempre verificar la información recibida. Es indispensable tener esta idea en mente, sobre todo en el mundo de las comunicaciones. Tenemos una responsabilidad, un compromiso y un voto de confianza que la sociedad nos provee. No podemos dejar que la ambición sea mayor a la ética que nuestro trabajo implica.
Para los interesados, en el siguiente enlace podrán ver una comparación entre la realidad de la historia y la ficción de la película. No pude encontrar la traducción o el video con subtítulos, sin embargo, las imágenes ayudan a comprender gran parte de lo que se expone.
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